26 oct 2011

Escrito Otoñal



El frío despierta en uno instintos naturales de hibernación, cada día que pasa y baja más la temperatura más ganas dan de estar en la camita y pararse únicamente para tomar chocolatito caliente e ir al baño, claro jaja, repitiendo la secuencia así o de reversa, una y otra vez hasta la próxima primavera. Y es que esta estación muy imprudente nos saludó en Boston con una bofetada, cada semana cambiando drásticamente la temperatura y ahora, cuando aún quedaban muchas hojas verdes por caer, espolvoreándonos con prosopopeya copos de nieve en pleno miércoles de OCTUBRE. ¡Qué está mal contigo Otoño!

Por si fuera poco, el frío también se ha colado adentro de mi casa, mi amado McCookie se encuentra en estado de “desaparición académica” dícese de la circunstancia de abandono conyugal por causa de estrés y qué hacer escolar (sí ni me lo digan, ya me habían advertido al respecto). Así, como el arrogante Otoño, de la noche a la mañana ya no tenía tiempo para compartir el sándwich con su esposita, se iba muy temprano para regresar muy tarde; y luego cuando por fin nos íbamos a la cama y yo empezaba con el “cuchi cuchi” el hombre de cromañón ya estaba boca arriba, en su centésimo ronquido y abrazando la almohada.

No obstante, como no me gusta ser pesimista he estado buscando los atributos de la estación: muchas calabazas , alfombras de hojas crujientes, ropa de invierno, disfrazar a Bo en Halloween, etc.   Pero sobretodo, me parece que el Otoño es perfecto para reflexionar, para encontrar la claridad de pensamiento y tomar decisiones pendientes. Pues a medida que el paisaje se torna monocromático las distracciones se disuelven y lo esencial se ve con mayor facilidad, como sucedería en una fotografía en blanco y negro dónde la individualidad de los elementos se pierde pero la intención y la historia que cuenta, resaltan.

En fin, ya pasará el frío, el hambre y la sed serán saciados a su tiempo jajaja. Además, ni de qué me quejo, siempre estará el peludo Bo, dispuesto a intercambiar su calor por uno que otro masaje shiatsu en alguna de sus patas.

¡Buen otoño Espositos!

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